El villano del mes: Ese de Watchmen

Antes de nada, y como soy un hombre educado (y me fastidia mucho muchísimo que me destripen los argumentos de películas, cómics y demás), pondré ahora el salto de línea para no fastidiarios la estupenda película (y grandioso cómic) Watchmen.

Ahora sí. El de la foto es Ozymandias. En los extras del DVD dicen que el bueno de Alan Moore se inspiró, entre otros, en Julio Iglesias. Después de eso poco bueno hay que decir de este rubiales con diadema, pero la verdad es que mete más miedo de lo que parece.

Para los que no lo conozcan (y aún así hayan decidido seguir leyendo) les diré que es como si fuera el hermano oscuro de Reed Richards, con todo lo bueno y lo malo de él: es arrogante, mira por encima del hombro a los demás y sabe positivamente que es una de las mentes más brillantes del sistema solar (¡Dios, no sé por qué sigo comprando 4 Fantásticos!)

Además tenemos el factor traición. Está claro que ser superinteligente mola y todo eso, pero cuando además de poder manejar a tus compañeros a tu antojo ellos confían en ti y te cuentan lo que van descubriendo, lo tienes todo hecho. Es importante también tener un plan maestro, algo que le de al enemigo la supremacía mundial, el éxito final de su moral torcida y que inexorablemente (o no) termine por cumplirse. Eso siempre da empaque.

Aquí es cuando entra en juego el traspaso del personaje a la mesa de juego: Como director, a no ser que seas un supergenio astronómico (cosa que no descarto, nunca os subestimo, queridos lectores) tendrás que utilizar las clásicas artimañas de director para que todo lo que ocurra sea algo que tu villano ya hubiera planeado.

Además, no olvidemos el tema de la traición. Está claro que puede levantar sospechas meter un pnj durante toda la partida mientras buscan al enemigo invisible, por lo que mi recomendación es que utilices a un personaje jugador: háblalo con él, proponle todo el tema de la traición a ver qué le parece (mejor que se lo propongas justo antes de la última sesión, si se lo propones desde el principio le arruinarás toda la diversión). De este modo todos los jugadores se sorprenderán al descubrir a tu particular Ozymandias.

Como ya se ha hablado aquí en otras ocasiones, el trágico final ya es algo que queda a discreción del director, siempre atendiendo a su grupo de juego. Yo, por ejemplo, me huelo que a mi grupo no le haría ninguna gracia algo así. Por mucho dramatismo que tuviera la cosa. Andad con ojo, porque si os empeñáis en un final así podéis echar al traste toda la campaña, dejando un mal sabor de boca a vuestros jugadores y amigos.

Recordadme que un día hable de los finales trágicos, la cosa puede dar para mucho... De mientras disfrutad de Ozymandias en vuestras partidas, o al menos de los aspectos de él que queráis tomar.